¿En realidad es necesario? {Libre}

Había llegado a la lechuceria, con una carta ara su abuela y otra para su tío Harry. Observo de las, extrañamente, pocas lechuzas que había allí, color negra con unos grandes y sobresalientes ojos verdes. Se acerco unos pasos a ella y le dio un dulce que tenia en el bolsillo de su túnica, acariciando levemente las plumas del animal.

Debía darle la carta a sus padres, la de él, y la de su hermano por supuesto. Aquella que decía que habián llegado bien, que estaban bien, y bla bla bla. Camina altiva hasta la lechuzeria, con su andar delicado pero seguro. Abre la puerta de esa sala, encontrando a un muchacho allí. Frunce el ceño observandolo bien. Lo abraza por detrás, sonriente. - Ted! - Pucherea, lo había extrañado.

-Rose – Se deja abrazar con una sonrisa. Los había extrañado a todos después de esa caótica semana antes de entrar al catillo - ¿Viniste a enviar cartas? – Pregunta un tanto tonta si se tenia en cuenta el lugar en el que estaban, pero en fin. Ato ambas cartas a la pata de aquella lechuza, que salió volando por una de las tantas ventanas.

-Ahaam. - Asiente, buscando a Pigwidgeon Jr con la mirada. - Para mis papás, ya sabes.. - Dice, acercandose a su encontrada lechuza amarronada, inquieta de por sí.

Ríe entre dientes, leve – Claro – se sienta en una de las ventanas mientras la observa hacer sus cosas. Se pone a jugar distraídamente con su cabello, haciéndolo cambiar de color constantemente. La verdad es que había tomado mucho más control sobre sus poderes en ese último tiempo.

Coloca las cartas en el pico de su lechuza, y por poco no la obliga a viajar tranquila, sin revueltos o algo así. Pig sale por una de las tantas ventanas de la sala, mientras ella la observa volar, con una sonrisa en el rostro. Voltea para encontrarse con su casi primo, al menos ella lo tomaba como eso. - Con qué cambios de color denuevo, eh? - Pregunta, riendo levemente.

-Me hace falta un cambio de look, ¿no crees? – Rueda los ojos, con una sonrisa divertida, dejando su cabello en el mismo castaño que había tenido al principio. Revisa en sus bolsillos, encontrando unas cuantas ranas de chocolate en ellos. - ¿Quieres? – Pregunta, extendiéndole una con su mano, mientras que con la otra habría uno de los envoltorios.

- Claro - Acepta sin disgusto alguno. La toma entre sus manos y la abre, tranquila. - Apuesto a que ya te lo han dicho, pero el azul es tu color.. - Avisa, mirándole. Es que era, sin duda, el que más que combinaba con todo él.

-Parezco un fenómeno con el cabello azul – Bromea, volviéndolo de ese mismo color mientras se come su rana de chocolate. - ¿De qué color lo usarías tu si pudieras cambiarlo? – Le pregunta con curiosidad, para él seria aburrido si no pudiera cambiar su aspecto de vez en cuando.

- No eres un fenomeno, Ted.. - Aclara, mirandole seria. - No lo sé, mi cabello es muy raro.. - Se encoje de hombros, explicandole. - Depende la luz es pelirrojo o castaño.. - Se queja, si bien le gustaba la variante de su cabello, preferiria aveces que deje de ser tan indeciso.

Niega, manteniendo su sonrisa - Gracias – Agradece que no lo crea un fenómeno, aunque en realidad no se consideraba uno, ese comentario solo había sido solo en broma - ¿Y que tal todos? – Pregunta, al fin y al cabo solo había visto a Lily a Molly además de ella.

- Supongo que bien. - Se recarga en una pared allí, con sus brazos al costado de su cuerpo. - Sólo he visto a.. - Muerde su labio inferior, tratando de recordar con quienes se había encontrado. - Solo he visto a Lucy.. - Repite, se extraña de haber visto a una persona sola.

Sonríe – Efectivamente, están todos desaparecidos – Comenta para sí, recordando los comentarios de Lily – Supongo que ya aparecerán todos – Suspira, abriendo otra rana de chocolate, sin poder evitarlo, su adicción al chocolate era mayor que él.

Come un poco de su rana, tranquila. El verlo tan empecinado con el chocolate le recuerda comentarios de su padre y su tio sobre el papé de su primo, sobre Remus Lupin. Tambien le habián dicho a Rose, que era un obsecionado con el chocolate.

- ¿Y bien? - Pregunta, después de unos momentos en silencio, en el cual se comió su segunda rana de chocolate - ¿Qué tal todo? ¿Algo interesante para contarme? - Cuestiona con voz suave, despeinando un poco su cabello con su mano, otra de esas cosas habituales que suele hacer. Su mirada se mantiene fija en ella.

Ya va por la mitad de su rana cuando él le pregunta eso. Piensa un momento, mirando el chocolate. - No lo sé, creo que nada.. - Pero reacciona al recordar lo que tiene que pedirle. - Oh si! Ted, necesito que hables con Hugo.. - Pide, mirandolo suplicante.

-¿Con Hugo? – Se extraña, frunciendo el ceño - ¿Qué pasa con él? – Deja sus manos sobre su regazo, aun sentado en el alfeizar de la ventana y un tanto preocupado por la expresión de Rose. - ¿Esta bien? - Demasiadas preguntas se arremolinaron en su mente en un instante.

- Si él esta bien.. - Hace un gesto con la mano, como si no le diera importancia. - El favor es más hacia mi que hacia él.. - Musita, mordiendo su labio inferior.

Suspiro, un poco más calmado con eso - ¿Y por qué quieres que hable con el entonces? – Pregunta con curiosidad, siempre dispuesto a ayudarla. Observa como se muerde el labio inferior y frunce un poco el ceño. ¿Qué le pasaba a Rose?

- Es que.. - Bufa, fastidiada por pensar en todo aquello. - Hugo me cela mucho.. - Dice altiva, y furiosa.

-Oh – Murmura, viendo cual era el problema – Pero, eso no es tan malo, es tu hermano, es común que lo haga. – En parte comprensivo con Hugo, aunque también entendía que fuera un poco molesto para ella.

- Es que.. estoy harta.. - Dice cruzandose de brazos, niña. Ahora por lo menos ya no tenía la rana en sus manos porque se la había comido, y el envoltorio había quedado en el afeizar de una ventana, permitiendole así, poder entrelazar sus manos. Junto a Ted podía sacar esa parte niña de ella, por eso lo quería tanto. Él siempre era como su hermano mayor.

Acaricia su mejilla, suave y dulce. Le gustaba verlas tanto a ella como a Lily, como las hermanitas menores que nunca tuvo. – Esta bien, hablare con el y veré que puedo hacer. Pero no prometo nada, ya conoces a tu hermano. – Le guiña un ojo, con una sonrisa ladeada.